El abrazo que me salvó
Aunque mi sol sea el universo, la luz empieza dentro.
He dibujado a alguien abrazándose.
No porque se quiera mucho, sino porque a veces no queda otra.
Porque hay días que te rompes y no hay quien te recoja… salvo tú.
Y al final entiendes que abrazarse también es una forma de decir:
“sigo aquí, aunque no tenga todas las piezas.”
No fue amor propio, fue instinto.
Fue aprender a sostenerme sin manual, sin ruido, sin fotos bonitas.
Fue entender que no hace falta estar entera para estar en paz.
Dibujé este abrazo porque necesitaba recordarlo:
que no todo lo que se tambalea se cae,
que uno también puede ser refugio,
y que, aunque mi sol sea el universo,
la luz empieza dentro.
Nos vemos en el próximo amanecer ☀️
Reflexiones al Atardecer

