Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Encender soles

No se trata de dar luz, sino de ayudar a que cada cual encienda la suya.

Hace ya mucho que era alumna.
Y en aquel entonces pensaba que había profesores —y adultos—
que disfrutaban demasiado siendo el foco.
De esos que hablan tanto, que se olvidan de escuchar.
Más preocupados por su discurso
que por lo que pasa al otro lado de sus palabras.

Con el tiempo entendí que no se trata de eso.
Que no se trata de iluminar, sino de encender.
De acompañar para que cada cual encuentre su propia luz,
esa que no se ve desde fuera, pero se nota cuando aparece.

Porque cada persona tiene su propio sol dentro.
Y no todos brillan igual.
Ni dan la misma luz, ni el mismo calor,
ni amanecen a la misma hora.

Algunos tienen horario de verano
(ya sin cambio de hora, o eso parece),
otros son más de invierno,
de esa luz suave y lenta que calienta sin prisa.
Pero todos, todos, brillan a su manera.

Y de eso va enseñar.
De acompañar sin deslumbrar.
De estar, de mirar, de confiar
en que dentro de cada uno hay un amanecer esperando.

No sé dibujar.
Pero he empezado a hacerlo, porque a veces las palabras no alcanzan.
Y entonces me sale el impulso de coger un lápiz
y poner color a lo que siento.

No busco que quede perfecto,
solo que diga lo que llevo dentro.
Que cuente, con trazos torpes pero sinceros,
lo que mi voz no siempre sabe explicar.

Tal vez dibujar sea eso:
otra forma de encender soles.

Nos vemos en el próximo amanecer 🌞

Diálogo al Amanecer

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

♻️ Economía circular: cuando el fin no es el final

La economía circular es una forma distinta de mirar el mundo.
No se trata solo de reciclar, sino de repensar cómo producimos, consumimos y vivimos.

En lugar de fabricar, usar y tirar, propone cerrar el círculo:
reducir lo que no necesitamos, reutilizar lo que ya existe y reciclar lo que aún tiene valor.

Es una economía que se parece más a la naturaleza: nada se desperdicia, todo se transforma.
Cada residuo puede ser un nuevo recurso. Cada producto, una historia que continúa.

No es una moda verde. Es una necesidad inteligente.
Porque crecer no siempre significa producir más, sino hacerlo mejor.

Quizá el futuro no esté en inventar más cosas, sino en dar sentido a las que ya tenemos.

Nos vemos en el próximo amanecer 🌞

Economía con Voz

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Economía circular: el arte de dar segundas oportunidades

Dicen que todo vuelve. Que la vida, como los amaneceres, siempre ofrece otra oportunidad si sabes mirar con calma.
Y quizás ahí, entre el vaivén de lo que se desecha y lo que renace, esté escondido el verdadero significado de la economía circular: ese modo de entender el mundo que no consiste solo en reciclar, sino en repensar.

Porque no es lo mismo reciclar que volver a empezar.
Reciclar es quedarse en la superficie. Volver a empezar, en cambio, es mirarse al espejo del consumo y preguntarse: ¿de verdad necesito tanto para sentirme bien?

De usar y tirar a cuidar y transformar

Durante años, crecimos creyendo que lo nuevo siempre era mejor.
Estrenar era un símbolo de éxito. Cambiar de móvil cada año, de coche cada cinco, de casa cada diez.
Y mientras tanto, el planeta nos miraba en silencio, acumulando montañas de cosas olvidadas.

La economía circular llega para romper con esa lógica de lo efímero.
Nos enseña que el valor no está en poseer, sino en prolongar la vida de lo que ya existe.
En reparar, reutilizar, reinventar.
Y, sobre todo, en volver a mirar con cariño eso que creíamos inservible.

Porque lo circular no es solo un modelo económico: es una forma de pensar la vida.
Una manera de reconciliarnos con lo que somos y con lo que dejamos atrás.

Aprender a reparar también se enseña

Cuando hablo de economía circular en clase, a veces alguien se sorprende.
No tanto por el concepto, sino porque lo relaciono con la forma en que aprendemos y vivimos.
Y es que no solo se trata de reciclar materiales, sino de revisar ideas, hábitos y maneras de mirar el mundo.

Al final, la sostenibilidad empieza por dentro: en la manera en que aprendemos a reparar antes de desechar, a corregir antes de abandonar.
Porque educar también va de eso — de enseñar a pensar con responsabilidad, a cuidar lo que ya tenemos y a entender que el cambio no siempre consiste en empezar de cero.

Emprender desde lo circular

Las empresas que se atreven a pensar en círculo no solo están salvando recursos: están cambiando las reglas del juego.
Una camiseta hecha con algodón reciclado, un mueble fabricado con madera recuperada, una marca que convierte residuos en arte…
No se trata de moda, sino de conciencia.

Y detrás de cada proyecto sostenible hay personas que un día decidieron que el cambio empieza en lo pequeño.
Que una botella puede tener más de una vida.
Y que emprender no es producir más, sino producir mejor.

Educar para cerrar el círculo

En las aulas, la economía circular no debería enseñarse solo con diagramas o definiciones.
Debería vivirse.
Deberíamos invitar al alumnado a crear, reparar, intercambiar, imaginar nuevas formas de consumo.
Deberíamos enseñar que cada decisión, por pequeña que sea, tiene un impacto real en el planeta y en las personas.

Porque educar también es eso: cerrar círculos abiertos, despertar conciencia y cultivar responsabilidad.
Sembrar en cada mente joven la idea de que cuidar el entorno no es un sacrificio, sino un acto de amor.

El cierre del círculo

Si lo piensas, la vida entera es un ciclo.
Nacemos, aprendemos, dejamos huella, y cuando parece que algo termina… empieza de nuevo.
La economía circular solo pone palabras a esa sabiduría antigua: la de entender que nada se pierde si lo miras con nuevos ojos.

Quizás el verdadero reto no sea cambiar lo que consumimos, sino cambiar la mirada con la que lo hacemos.
Y entender que, igual que el planeta, nosotros también merecemos segundas oportunidades.

Economía con Voz

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Las TIC: conectar con el aprendizaje desde la experiencia

El birrete sobre el ordenador de la imagen no solo representa una titulación digital; simboliza una nueva forma de entender la educación.
Las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) no son solo herramientas, sino puentes entre el conocimiento, la experiencia y la emoción.
Ya no se trata de elegir entre el aula o la pantalla, sino de integrar la tecnología como un recurso que transforma la forma en que aprendemos y enseñamos, dentro y fuera del aula.

Aprender haciendo

El valor de las TIC está en su capacidad para convertir el aprendizaje en una experiencia viva.
Simulaciones, proyectos colaborativos, entornos virtuales o herramientas interactivas permiten que los estudiantes —de cualquier edad— exploren, creen, se equivoquen y reflexionen, conectando la teoría con la práctica.
El conocimiento se construye desde la acción, desde el hacer, y eso es lo que da sentido al aprendizaje.

Metacognición: aprender a aprender

Uno de los mayores aportes de las TIC es su poder para fomentar la metacognición, la habilidad que nos permite entender cómo aprendemos.
A través de plataformas digitales, rúbricas interactivas o portafolios online, los alumnos pueden seguir su progreso, analizar sus fortalezas y descubrir sus propias estrategias.
Mientras tanto, el docente deja de ser el centro del conocimiento para convertirse en guía y acompañante del proceso.

Una educación conectada con la realidad

Integrar la tecnología en la educación no significa sustituir lo humano, sino ampliarlo.
Las TIC nos ayudan a conectar el aula con la vida real, a investigar, comunicarnos, emprender y compartir.
También nos invitan a reflexionar sobre algo esencial: el uso consciente y responsable de la tecnología.
Porque educar en la era digital no es solo enseñar a manejar herramientas, sino darles propósito, ética y sentido.

Diálogo al Amanecer

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Emprender es aprehender

A veces creemos que aprender es solo acumular conocimientos: estudiar, aprobar, pasar al siguiente nivel.
Pero aprehender, con h, va más allá.

Aprender es entender algo.
Aprehender es hacerlo tuyo.
Es cuando lo que vives te atraviesa, cuando un error se transforma en lección y una caída se convierte en impulso.

Emprender, en realidad, es eso: aprehenderte a ti misma en cada etapa.
Tropezar. Soltar lo que ya no sirve. Reescribirte desde otro lugar.
Y descubrir que la meta nunca estuvo al final, sino en cada paso que diste con miedo, pero también con esperanza.

Porque crecer no siempre duele por lo que perdemos, sino por lo que nos atrevemos a dejar atrás.
Y en ese tránsito, aprehender es recordarte que lo vivido no se olvida: se integra.
Forma parte de lo que eres, de lo que enseñas y de lo que estás construyendo.

Así que sí, emprender es aprehender.
Y cada amanecer es una nueva oportunidad para seguir haciéndolo.

Nos vemos en el próximo amanecer.

Emprendimiento con Voz

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Diálogo al Amanecer

Lo pensaba el viernes por la mañana, camino al colegio:
vivimos en tiempos líquidos, como diría Bauman.
Las certezas se evaporan y todo parece transitorio.

Pero aún así, hay amaneceres que siguen saliendo cada día.

Hoy es domingo, y vuelvo a recordarlo:
lo importante no es controlar el mundo,
sino seguir caminando hacia la luz, aunque el suelo tiemble.

Diálogo al Amanecer

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Ahorrar es sembrar futuro, no guardar monedas.

Los bienes escasos no siempre se guardan en un banco: algunos son el tiempo, la calma y la confianza.

Ahorrar no va solo de dinero.
Va de calma.
De tener un plan cuando el mundo se desordena.
De dejar de vivir al día…
para empezar a vivir con sentido.

No se trata de acumular,
sino de cuidar lo que tienes y sembrar lo que sueñas.
Porque el verdadero ahorro está en lo que te da paz,
no en lo que te da más.

Economía con Voz

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Brotar

Reinventarse es volver a brotar

No siempre se trata de empezar de cero.
A veces solo hay que dejarse brotar…
aunque duela, aunque no entiendas el proceso, aunque parezca tarde.

Reinventarse no es romperse.
Es volver a creer en ti,
a buscar la luz después del invierno,
a confiar en que aún dentro de ti hay vida.

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Educación financiera: una herramienta para vivir mejor

Saber de finanzas no es solo entender números

Saber de finanzas no es solo hacer cuentas. Es aprender a tomar decisiones que te den libertad.
Porque cuando sabes gestionar tu dinero, no dependes tanto de la suerte, ni del banco, ni del miedo.
Tomas las riendas de tu vida.

La educación financiera no es un lujo, es una necesidad.
Nos ayuda a entender qué pasa con nuestra nómina, cómo usar las tarjetas sin caer en deudas o qué tener en cuenta antes de firmar una hipoteca.
También nos enseña a invertir con sentido, a proteger nuestros ahorros y a reconocer los riesgos antes de que nos afecten.

Lo que ganamos como sociedad

Cuando las personas entienden el valor del dinero, la sociedad gana en estabilidad.
Un ciudadano informado planifica, ahorra y cumple sus objetivos sin poner en riesgo su futuro.
La educación financiera nos conecta con la idea de bienestar común:

No se trata solo de tener más, sino de vivir mejor.

Lo que gana la economía

Una economía formada es más sólida y menos vulnerable a crisis como la de 2008, cuando miles de personas confiaron en productos financieros de alto riesgo que terminaron arrastrando al sistema global.

Por eso hoy se promueve una educación financiera sostenible, basada en finanzas limpias, éticas y responsables con el planeta.
La Comisión Europea lo subraya en su informe de 2018: el futuro pasa por una economía verde, consciente y equilibrada.

Qué entendemos por educación financiera

PISA define la competencia financiera como la capacidad de comprender y aplicar los conocimientos financieros para tomar decisiones eficaces que mejoren nuestro bienestar y el de la sociedad.

Dicho en simple:

Saber cómo funciona el dinero, cómo cuidarlo y cómo hacerlo trabajar para nosotros sin perder de vista nuestros valores.

Las cuatro áreas esenciales

  • Dinero y transacciones
    Comprender el valor y las formas del dinero, y aprender a manejarlo con seguridad.

  • Planificación y gestión
    Saber controlar ingresos, gastos y planificar el futuro financiero.

  • Riesgo y beneficio
    Entender que toda decisión tiene consecuencias, y aprender a equilibrar seguridad y rentabilidad.

  • Panorama financiero
    Conocer nuestros derechos, deberes y cómo las decisiones personales influyen en la economía colectiva.

En resumen

La educación financiera no trata solo de ahorrar o invertir.
Trata de elegir con conciencia, de entender el mundo que nos rodea y de aprender a construir un futuro más estable, justo y sostenible.

Porque cuando una persona sabe manejar su dinero, no solo mejora su vida:

mejora también la sociedad en la que vive.

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

La educación es un diálogo

La educación es un diálogo.
No un monólogo, no una lista de órdenes con fecha de caducidad, ni un manual con fórmulas mágicas.
Es una conversación que a veces tropieza, otras se ríe, y casi siempre nos pone frente al espejo.

Educar es escuchar y también equivocarse, es preguntar más de lo que se responde y es aprender con cada respuesta inesperada.
Educar es aceptar que no siempre tenemos la última palabra, porque el eco del otro también educa.

Yo educo, sí. Pero también aprendo. Porque solo cuando me dejo enseñar, la educación cobra sentido.

Diálogo al Amanecer

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Inma Díaz Sánchez Inma Díaz Sánchez

Aquí escribo sin filtros

Aquí escribo sin filtros.
De aprendizajes, de economía con voz, de emociones que a veces se rompen y de caminos que se vuelven a abrir.
Educo y aprendo, porque la educación no es un discurso: es un diálogo.

Aquí escribo sin filtros.
De aprendizajes, de economía con voz, de emociones que a veces se rompen y de caminos que se vuelven a abrir.
Educo y aprendo, porque la educación no es un discurso: es un diálogo.

☀️ Nos vemos en el próximo amanecer.

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